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Unas 10.000 personas participaron del emotivo Vía Crucis Mayor de Hernandarias

El Vía Crucis de Hernandarias es la más grande manifestación religiosa de la región.

Durante el recorrido, que se inició a las 18:00, el peregrinar de los feligreses se extendió por más de tres kilómetros en Hernandarias.

Se trata de la manifestación religiosa que ya es la más grande de la región de Alto Paraná.

Desde la parroquia Sagrado Corazón de Jesús hasta la iglesia Nuestra Señora de la Asunción, el camino se transformó en un sendero de luz y devoción.


Más de 6.000 antorchas artesanales, hechas con botellas recicladas por la propia comunidad, iluminaron cada paso del trayecto.

Cánticos, oraciones y el sonido grave de las matracas llenaron el aire. Hernandarias se volvió así en un santuario al aire libre.

14 estaciones, un mismo corazón

Un total de 120 estacioneros recrearon con entrega las 14 estaciones que narraron la Pasión y Muerte de Jesús. Vestidos con túnicas, armaduras y coronas de espinas, encarnaron la historia que conmueve a generaciones.


El camino se transformó en un sendero de luz y devoción este Viernes Santo en Hernandarias.

Mientras la procesión avanzaba por las avenidas Paraguay y César Gianotti, los fieles se sumaron a cada estación.

Algunos acompañaron en silencio, otros rezaron en voz alta, otros simplemente observaban con los ojos brillantes y el alma estremecida.

Una organización que emociona

El evento fue posible gracias al trabajo de más de 200 voluntarios, organizados en escuadras que se encargaron de la logística, el vestuario, la iluminación, los cantos y la seguridad. Coordinados por Javier Brítez, el equipo se movió como una gran familia.

Las parroquias Sagrado Corazón de Jesús, Nuestra Señora de la Asunción y San Francisco de Asís trabajaron en conjunto.

El evento contó con el apoyo oficial de la Municipalidad, la Gobernación de Alto Paraná y la Secretaría Nacional de Turismo, que lo declara de interés cultural y turístico nacional.

Fe que trasciende fronteras

Peregrinos llegaron desde municipios vecinos, otros puntos del país e incluso de Brasil y Argentina. Los hoteles y posadas de la ciudad estaban colmados. Hernandarias vibró con esta demostración de religiosidad popular que ya se vuelve tradición.

“Vengo desde Encarnación cada año. No me pierdo esta caminata. Es un regalo al alma”, dijo Mercedes Duarte, mientras abrazaba a su hija pequeña que sostiene una cruz de madera.

Un cierre que conmueve

Cuando la procesión llegó al templo Nuestra Señora de la Asunción, la emoción fue tan densa como el silencio. La crucifixión se representa con una fuerza que deja sin aliento a los presentes.

El Cristo, clavado en la cruz, mira al pueblo que lo acompaña con lágrimas y plegarias. A su lado, la Virgen Dolorosa lleva siete espadas simbólicas clavadas en el corazón.



El Cristo, clavado en la cruz, mira al pueblo que lo acompaña con lágrimas y plegarias.

“Este camino nos enseña que detrás del dolor hay redención. Que la fe es el puente entre la esperanza y la compasión”, expresó el padre Nelson Arzamendia, de la parroquia Nuestra Señora de la Asunción.

En Hernandarias, el Vía Crucis no es solo una tradición de Semana Santa: es un acto de unidad, arte, cultura y espiritualidad. Cada año crece, no solo en participación, sino en profundidad. Y cada vela encendida en el camino es una promesa de que la luz, finalmente, vence a la oscuridad

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