Los cuatro empleados de una empresa de mantenimiento para estaciones de servicios llegaron el viernes a Caaguazú.
Ellos se hospedaron en el Hotel Alborada, ubicado en la calle La Colectora Sur y 15 de Agosto, pleno centro de la ciudad.
Los muchachos tenían pensado trabajar desde la mañana del sábado en los mantenimientos del sistema de bombeo y otras cosas en los surtidores.
Como era viernes de soltero decidieron tomar algunas latas de cerveza en el hotel, antes de irse a dormir.
Eran como las 20 horas del viernes y los muchachos ya estaban apintonados. Uno de ellos le dijo a sus capelús que era viernes de soltero, que estaban lejos de su casa y que pegaría alguna compañía femenina.
El problema era que ellos no tenían ninguna amiga en la ciudad, pero consiguieron los números de dos trabajadoras sexuales, por “recomendación”.
Así enseguida llamaron a las chicas para que se acoplen a la farra karape que tenían.
Ambas chicas llegaron al hotel, no se sabe si en vehículo o a pie, y se presentaron a los muchachos. El grupo siguió tomado bebidas alcohólicas en el quincho del lugar.
Llegaron a acuerdo
Después de una hora, los muchachos decidieron que llegó la hora dejar de lado los tragos, tratearon el precio de los servicios sexuales, llegaron a un acuerdo y decidieron e irse para la pieza.
Antes de entrar a la habitación, el grupo compró más bebidas para que no haya luego necesidad de salir si se les acababa. Dentro de la pieza el grupo siguió tomando, pero luego pasó lo inesperado.
Los cuatro arrieros se quedaron dormidos como piedra. Algunos en el piso, y otros en la cama.
Al día siguiente
Los trabajadores se despertaron y se dieron cuenta de que eran las 11 de la mañana del sábado. Ellos tenían mareos, dolor de cabeza y no entendían qué es lo que había pasado.
Enseguida buscaron sus celulares y se dieron cuenta de que los 4 teléfonos que tenían desaparecieron. También pillaron que los 800 mil guaraníes ni de dónde.
Allí pillaron que fueron dopados por las trabajadoras sexuales.
Los tipos quisieron salir, pero se dieron cuenta de que las chicas los dejaron encerrados llevando las llaves de las puertas.
Al gran lío que tenían se sumaba que debían haber estado hace horas trabajando en los surtidores como sus jefes les habían ordenado. Finalmente, unos empleados escucharon cuando los tipos pedían que les abran las puertas y les sacaron de su encierro.
Serían ruteras
La policía presume que las mujeres serían las conocidas como ruteras, que generalmente ofrecen sus servicios en las rutas.
Ellas, al ver que los muchachos no eran de la ciudad y que les sería difícil identificarlas, les pelaron.
3 son casados
César R.B (33) se acercó a la comisaría 2 caaguaceña a denunciar el robo. César, se negó a dar la identidad de sus compañeros.
Al parecer los tres trabajadores eran casados y tenían miedo que sus nombres se filtren y sus lapas pillen. Las mujeres no fueron detenidas aún
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